Ornamentos como elementos rituales o de significación espiritual (Parte 5 de 7)
- Dasha Sánchez Maximova
- 30 dic 2015
- 3 Min. de lectura
Funciones culturales del ornamento
Complementario al artículo Crítica al minimalismo, Reflexiones sobre el ornamento.
Este uso del ornamento es uno de los más recurrentes y rara vez se repite de una cultura a otra. Una de las formas más tempranas de figuras ornamentadas se encuentra sobre las “esteatopigias” o de glúteos prominentes, como se conoce a las figurillas con formas femeninas encontradas en poblaciones a lo largo de todo el mundo; una creencia común refiere a que su uso correspondía a rituales de fertilidad, este tipo de ritos a la vida son comunes a casi todas las culturas y siempre albergan su propio acervo de símbolos.
Pero la celebración de la muerte no es menos importante. Ya sea que se entienda a la muerte y a la vida como inseparables; o que la muerte es el camino a un reino espiritual, separado de la vida, o incluso en torno al más férreo escepticismo, la muerte posee algo de espiritual. Esto se ve reflejado en tumbas, como la de Tutankamón, que es uno de los hallazgos más notorios. Allí el ornamento reviste el más grande misterio de todos, y por tanto se manifiesta en su máximo paroxismo.
Fig. 1: Perpectiva posterior de la máscara funeraria de Tutankamón, donde se alcanzan a apreciar los ornamentos jeroglíficos de la túnica.
Pero los ritos fundamentales de la vida y la muerte no son los únicos. En gran cantidad de herramientas cotidianas ornamentadas, se demuestra que otrora actividades como la obtención, cocción y repartición de alimentos, la construcción de una casa, o las prácticas marciales, eran de vital importancia al asegurar la supervivencia de la comunidad, por lo que poseían además una significación metafísica. Una muestra de ello, son objetos portátiles utilizados para la caza, datados entre 30.000 y 10.000 años a.C., que se muestran decorados con imágenes de presas, sin ninguna otra función aparente, que la de ser conjuros para propiciar la caza (Taylor, 2010, p. 35).
Fig. 2: Puñal de Gebel-el-Arak. Mesopotamia 3200 a 3300 a.C. Museo de Louvre.
Otro ejemplo se encuentra sobre los templos, donde los símbolos-ornamentos son elementos de diferenciación del espacio sagrado. Para esa vida convulsionada del exterior, donde todo se sucede como una barbarie natural, el templo cumple la función de purificación. Toda su disposición separa el exterior mundano y el interior sagrado, pues el espacio interior del templo debe por sí mismo obligar a la reflexión sobre los deseos, las debilidades, lo trascendental, lo que está más allá de la propia existencia (Moraza, 1989, p.15-17).
En las catedrales góticas, la complejidad de las formas que dan vida a la piedra es comparable a la complejidad de su implicación simbólica, que involucra una sociedad altamente jerarquizada que proyecta el orden y la ley por encima de todas las demás actividades.
Fig. 3: Detalle de ornamento gótico, gárgola en la Catedral de Ulm.
Se pueden ver otros ejemplos de ornamento ceremonial. En muchos objetos confirmados como ofrendas devocionales a algún dios o dioses, como forma de agradecimiento, solicitud, o sacrificio, casi siempre los ornamentos son símbolos referentes al rito. Un ejemplo de similar naturaleza son los grabados rupestres de las cuevas de Wandjina, en Australia, (Figura 3) se remontan a 40.000 años, aunque muchas pinturas han sido
difíciles de datar porque han sido retocadas varias veces por los aborígenes nativos, que sostienen que los dibujos fueron trazados por los espíritus de la creación durante la Edad del Sueño (pasado ancestral), lo que les confería poderes protección. (Taylor P., 2010, p.38).
Figura. 4: Cabeza de Wandjina, Río Gibb, Kimberly, Oeste australiano
Hasta hoy, los nativos australianos decoran sus cuerpos para asemejarse a sus antiguos espíritus. En este caso, se evidencia un uso arquetípico del ornamento. ceremonial, como imágenes icónicas que representan espíritus creadores, protectores o regentes de un pueblo. En el hinduismo, Krishna es llamado el más bello, y sus representaciones no escatiman en adornos, porque aquí su trabajo es vestir al mismo Dios. En cambio, en culturas anicónicas como el Islam, la ornamentación es una representación de lo sagrado que no puede ser mostrado, la ornamentación es solo el camino, la antesala para llegar a Alá. Las mezquitas del mundo exhiben ornamentos como juegos para la inteligencia en una admirable replicación geométrica ad infinitum,
demostrando que lo sagrado es infinito y grandioso.
En otros casos, el rito en los ornamentos está presente en objetos-amuletos, portátiles o en forma de mobiliario. Como ejemplo se pueden observar algunos bellísimos ejemplares de arte arcadio (3000 a 500 a.C.), que consisten en cilindros de piedra grabada que se hacían rodar sobre una superficie produciendo imágenes que se utilizaban como sellos para proteger del mal.
Ensayo académico
Extracto de tesis de Licenciatura en Diseño Bs. As. 2013 / © Edición especial para Sinergia Lab Quito:2016
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