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La corrupción galopa sobre las democracias, versus la ética del Otro

  • Pedro Avendaño G., PhD
  • 17 feb 2017
  • 5 Min. de lectura

Artículo ilustrado con obras de Luigi Stornaiolo.

Millones de dólares se han ido en coimas, pagos por adelantado , sobre sueldos e incentivos. Se han ido de las arcas fiscales para quedarse a buen recaudo en los bolsillos de personajes de la vida pública de los países que han sido azotados por esta forma de violencia, que priva a los más vulnerables de mejores condiciones de vida. (…) Esta fragilidad se debe a factores múltiples, pero entre ellos y tal vez el más olvidado, sea la ética para con el Otro, esa forma de conducta que nos lleva a considerar al Otro como igual, en un plano de solidaridad, de respeto y de fraternidad.

Millones de dólares se han ido en coimas, pagos por adelantado , sobre sueldos e incentivos. Se han ido de las arcas fiscales para quedarse a buen recaudo en los bolsillos de personajes de la vida pública de los países que han sido azotados por esta forma de violencia, que priva a los más vulnerables de mejores condiciones de vida. La mayoría de las veces, se trata de funcionarios del Estado, llamados por la propia naturaleza de sus funciones, a resguardar el bien común. La empresa Odebrecht no sería posible si el Estado fuera lo suficientemente fuerte como para contener los actos de soborno, pero lo que en realidad ocurre, no es que Marcelo Odebrecht haya sido más astuto al conseguir de esta forma contratos que superan en un mil porciento lo que entregaba en coimas, sino que nuestras democracias son frágiles, agrietadas, a migajas. Votamos cada cierto tiempo, pero cada vez nos representan menos, aunque la crítica era que se trataba de democracias representativas. Esta fragilidad se debe a factores múltiples, pero entre ellos y tal vez el más olvidado, sea la ética para con el Otro, esa forma de conducta que nos lleva a considerar al Otro como igual, en un plano de solidaridad, de respeto y de fraternidad. A ese Otro al que no se le roba impunemente porque algo nos pasa por la mente, en alguna parte recóndita de nuestra memoria social, colectiva e individual se activa una alerta que nos dice que hay una línea que no debe cruzarse.

Obra de Luigi Stornaiolo

En un país de la región, altos funcionarios del estado -no me refiero a Toledo, en Perú- frente a pruebas evidentes de corrupción se empreñan en poner bajo la alfombra los antecedentes, una Fiscalía General se atreve a decir que no entiende otra lengua que no sea el español y un Parlamento, mira hacia el lado porque hay elecciones. Esa es violencia de la más atroz porque vulnera todo el sistema democrático que tanto ha costado levantar y cuyos testigos mudos, son los miles de nombres que pueblan los Memoriales. No es posible que una empresa por más mañosa que sea su política de contratos, haya podido socavar la democracia de la región sin la complicidad de una política de Estado que permitiera la expansión de su visión sobre la región, la que pudiendo ser compartida por muchos, terminó haciendo que los más afortunados, esta vez por medios ilícitos, recibieran suculentas fortunas. No siempre los que vienen de las profundidades de la pobreza terminan siendo los más probos, así como los más revolucionarios no son los más coherentes o los que nacieron en los pueblos ancestrales no son lo más comunitarios que digamos. Cómo entender por ejemplo, que una de las revoluciones más hermosas del mundo, haya terminado haciendo que un guerrillero escoja como su vicepresidenta a su esposa y ambos gobiernen el país como si se tratarse de su propia casa. Otro inaugura un museo dedicado a su vida a un costo de siete millones de dólares, en un país cuya población rural carece en un setenta porciento de agua potable. Otro, llamado en su momento líder, padre de los pueblos ancestrales, que recibió el bastón de mando en las alturas de Machupichu, sea el principal sujeto de una investigación por veinte millones de dólares en coima por la construcción de una mega carretera.

Obra de Luigi Stornaiolo

Esas acciones son las que llevan a un corruptor a pensar que puede establecer relaciones oscuras protegidas por una visión que desprecia al Otro. Quisimos carreteras, conectividad, integración y el asfalto nos puso de cara, frente a frente a un submundo que en verdad no nos merecíamos. Odebrecht es la consumación de una desconstrucción progresiva del valor de la democracia y del rol que el Estado debe jugar en ella. La imprescindible separación de los Poderes, la independencia de las instituciones, la fortaleza de los Parlamentos, la capacidad política de la ciudadanía, son valores que deben regresar al centro de la vida cívica. El asfalto de Odebrecht también puso de manifiesto que una ciudanía apática, indolente, distante de sus propias formas de gobernanza, permite por omisión que los Odebrecht hagan negocio con la historia. Estoy seguro, absolutamente seguro, que ese asfalto se resquebrajará por su propia impudicia. Mientras, Marcelo y su padre pagan sentencia de 10 años en sus casas y reintegran tres mil millones de dólares al Estado de Brasil, su empresa pueden continuar trabajando como si nada. Claro, los ejecutivos menores irán a la cárcel y ellos mismos se encargarán de hablar y de entregar nombres como lo han hecho hasta ahora, complementando las delaciones de Marcelo Odebrecht. Otros, oirán rumores lejanos de justicia, total, muchos son invisibles. No importa porque el pan igual hay que traerlo a la mesa, dirán y seguirán trabajando en lugares miserables. La ética del Otro no es parte del debate, sino como una moralina común que dice que robar es malo y que no se debe matar, pero carente de sentido y de razón, apenas un cliclé. La corrupción se ha vuelto un habitus’, como diría Pierre Bourdieu, es decir una manera anclada en el ordenamiento político que hace bobo al Otro y le roba a mansalva.

Obra de Luigi Stornaiolo

La fragilidad de la democracia para enfrentar este fenómeno se debe en parte, tal como se señalaba más arriba, a la pérdida sistemática de valores cuya naturaleza es intangible y por lo mismo, poco valorados en una sociedad de mercado; dónde comprar ética, en que almacén se compra la ciudadanía, en qué emporio está a la venta el respeto y la consideración…Por su parte, la desnaturalización de la política, a la que contribuyen con especial ahínco los políticos, el pone una estupenda plataforma a la corrupción. La crítica mordaz también hace su parte, la lentitud en la toma de decisiones, la falta de visión de futuro y la comodidad que genera la burocracia, le abren la puerta al populismo y éste promete todo a cambio de suculentas ganancias que el poder.

Guatemala ha dado un ejemplo de honestidad, un país tantas veces asolado por la violencia y la injusticia, fue capaz de enjuiciar a su máximas autoridades y con ello, fortaleció a su democracia, demostró que la independencia de los poderes es insustituible y que una Fiscal decidida a honrar su función, puede hacer cambiar el curso de los acontecimientos.

Ahora, una vez más, tendremos que comenzar todo de nuevo. Restituir una fuerza ciudadana, profundizar la democracia, darle lo que ahora llaman densidad, limpiar el nombre del Estado y la necesaria burocracia. Pero sobre todo, deberemos restaurar el principio de la ética del y para con el Otro.

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Nota del Editor: Artículo ilustrado con obras de Luigi Stornaiolo, etiquetadas para reutilización no-comercial y protegidas bajo licencia de Creative Commons. Las imágenes contienen un link que le permitirá saber más sobre este gran artista ecuatoriano.


 
 
 

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