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¿Y ahora?

  • Dairy Sánchez M., MA
  • 2 abr 2019
  • 3 Min. de lectura

El gobierno de Lenin Moreno, fue incapaz de generar opciones económicas alternativas al endeudamiento. Ahora, haber recibido 652 millones de dólares, implica una inyección de capital al fisco, el aumento de la deuda externa y cumplimiento de las condicionantes del FMI en el mediano plazo.

El FMI, a través de sus acuerdos 'stand-by', para países emergentes, otorga préstamos con tasas de interés más bajas, sobre todo si las comparamos con los créditos chinos adquiridos por el Ecuador durante el correismo. Eso, de inicio es conveniente, pero, como contrapartida, el FMI exige a los gobiernos aplicar recetas económicas para reducir su déficit fiscal, bajo su monitoreo.

El Ecuador ya tiene una historia reciente con el FMI. Entre 1983 y 2003, suscribió 16 cartas de intención -como ocurrió también con los otros países latinoamericanos-, los condicionamientos del Fondo buscaban asegurar tanto el pago de las deudas externas de la región, como la sujeción de América Latina al capital transnacional y, además, a la visión exclusivamente capitalista y de libre mercado de sus economías (Paz y Miño, 2019), por oposición a los modelos estatistas y comunistas que cobraron fuerza en la región entre los 1960 y 1970.

Estas llamadas “recetas” del FMI se concentran en estabilizar el presupuesto fiscal a través de la reducción del Estado y la privatizar bienes y servicios públicos, reformas tributaras, flexibilización laboral y liberalización de mercados.

Hay que destacar que sus recetas, de shock (por el golpe que significan para las sociedades), no tuvieron éxito en esos años en la región. El impacto sobre las poblaciones vulnerables generó crisis políticas asociadas a la falta de institucionalidad y el deterioro de las condiciones de vida, que afectan especialmente a las generaciones siguientes.

En 2018, Ecuador inició nuevos acercamientos al FMI para obtención de créditos en busca de estabilizar su déficit fiscal. En la primera evaluación del FMI sobre el estado de la economía nacional en junio-julio 2018, se felicitó el cambio de rumbo del país, y en lo negativo el diagnóstico fue muy claro:

“Ecuador aún se está acomodando a los choques externos que han expuesto los desequilibrios estructurales subyacentes en la economía del país. En este contexto, se avecinan importantes desafíos, como abordar un alto déficit fiscal y el aumento de la deuda pública, un tipo de cambio efectivo real sobrevaluado y vulnerabilidades en la balanza de pagos del país.

“Los mayores precios del petróleo, las medidas impositivas temporales, los recortes en el gasto de capital y el congelamiento de las contrataciones del sector público podrían ayudar a reducir el déficit fiscal. Sin embargo, una consolidación fiscal más balanceada y anticipada ayudaría a aumentar la confianza y reducir los costos de endeudamiento y a alcanzar más rápidamente niveles de déficit más sostenibles.”

En Febrero del 2019 ya se informó que “las autoridades ecuatorianas y el FMI acordaron profundizar el diálogo con el objetivo de trabajar hacia un posible acuerdo financiero respaldado por el FMI como socio estratégico” (FMI). Y en marzo del 2019, se hizo efectivo el acuerdo.

“El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó hoy un acuerdo a favor de Ecuador en el marco del Servicio Ampliado del FMI (SAF) por un monto de USD 4.200 millones (435% de la cuota y DEG 3.035 millones). La decisión del Directorio permite el desembolso inmediato de USD 652 millones (equivalentes a DEG 469,7 millones, o 67,3% de la cuota de Ecuador). El acuerdo brinda apoyo a las políticas económicas del gobierno ecuatoriano en los próximos tres años.

El gobierno de Lenin Moreno, fue incapaz de generar opciones económicas alternativas al endeudamiento. Ahora, haber recibido 652 millones de dólares, implica una inyección de capital al fisco, el aumento de la deuda externa y cumplimiento de las condicionantes del Fondo en el mediano plazo.

Para el FMI, el mayor problema de la economía es el déficit fiscal, que es el mayor indicador de la salud de una economía. Para 2018, el déficit fiscal del Ecuador cerró en 3330 millones de dólares (Min. De Finanzas). Si analizamos la receta FMI, veremos que en el Ecuador, la reducción del Estado ya deja poco campo de acción, la privatización puede descapitalizar al estado y no es necesariamente efectiva en el corto plazo, la flexibilización laboral está más bien relacionada con la productividad y tampoco tienen efectos inmediatos en el PIB y las reformas tributarias pueden afectar la productividad y causar rechazo social y evación. Así que lo único verdaderamente efectivo para recuperar una gran cantidad de capital en el corto plazo, será la eliminación de los subsidios, ya sea al gas o a la gasolina.

Solo quedará esperar que esos cambios sean paulatinos y no provoquen los estallidos sociales de otras épocas, porque el FMI, ya es un hecho.


 
 
 

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